Motivación y principios

LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS
Ir a la Declaración

Nos motiva la difusión de los Derechos Humanos

En los últimos tiempos, la humanidad está dando alarmantes síntomas de haber olvidado la brutal devastación moral, económica y social acontecida en el pasado siglo XX con sus dos guerras mundiales y que inspiró la urgente necesidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, felizmente aprobada en 1948.

Han transcurrido poco más setenta años desde entonces a los que les han precedido mas de tres mil años de historia de la civilización. Necesarios para que la humanidad haya alcanzado suficiente consenso sobre unos principios básicos de convivencia que no distingan de razas, género, creencias u origen.

Estos principios, que se agrupan en torno al concepto de “dignidad del hombre”, constituyen, por el momento, la única ética moderna plausible, capaz de ser compartida por toda la raza humana.

Eleanor Roosvelt con la versión española de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

 

La “Declaración” es un monumento intelectual sin parangón que, desgraciadamente, no resulta tan “universal” y que se transgrede a diario, no solo en países totalitarios sino en las consideradas democracias plenas.

La falta de respeto efectivo de los principios evocados por la Declaración provoca graves distorsiones sociales, desigualdades, arbitrariedades, sufrimiento indecible, estancamiento del progreso, injusticia y, en suma, inmoralidad de las personas, de los gobiernos y de las corporaciones.

La “Declaración” es un texto de treinta artículos redactado de forma muy clara y concisa pero, no obstante, como todo texto legal, refractaria a la comprensión llana incluso para entornos de alto nivel cultural y, en mucha mayor medida, para poblaciones desfavorecidas, que son la mayor parte de la humanidad.

Nuestra misión es hacer asequibles los principios éticos contenidos en la “Declaración” a toda la población a escala global, con independencia de su nivel de conocimientos, bagaje cultural, idioma, edad o localización. Para ello, hemos elegido el lenguaje de los dibujos animados, el lenguaje universal por excelencia que, además, mediante un diseño adecuado, pueden compartir menores y adultos.

El HRCT, en sus distintas versiones, es un instrumento interactivo que exige la atención del sujeto, y que garantiza su aprehensión cognitiva, y cuya ejecución con éxito puede serle mas complicada a un adulto cargado de prejuicios que a un niño.

El Human Rights Comprehension TestHRCT va dirigido a toda la población sin excepciones y, por hablar con toda claridad, en contra de lo que se pudiera pensarse, no son las regiones más desfavorecidas o alejadas de la cultura “occidental” quienes más lo necesitan.

Pueblos humildes con apenas recursos educativos cuentan en muchos casos con principios éticos, heredados de su tradición, más sólidos y ”humanos” que muchas sociedades tan hiper-educadas como hipócritas. Hemos visto numerosas veces como dirigentes de países del llamado tercer mundo se han formado en selectas universidades del los países más desarrollados, lo que no les impide levar a cabo atrocidades cuando regresan a sus pueblos.

Por otra parte, es precisamente desde el poder y desde la concentración de los recursos, desde dónde se debe asumir la responsabilidad de hacer de este mundo un lugar ético, en vez de un lugar de depredación. 

Motivación y principios

LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS
Ir a la Declaración

Nos motiva la difusión
de los  Derechos Humanos

En los últimos tiempos, la humanidad está dando alarmantes síntomas de haber olvidado la brutal devastación moral, económica y social acontecida en el pasado siglo XX con sus dos guerras mundiales y que inspiró la urgente necesidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, felizmente aprobada en 1948.

Han transcurrido poco más setenta años desde entonces a los que les han precedido mas de tres mil años de historia de la civilización. Necesarios para que la humanidad haya alcanzado suficiente consenso sobre unos principios básicos de convivencia que no distingan de razas, género, creencias u origen.

Estos principios, que se agrupan en torno al concepto de “dignidad del hombre”, constituyen, por el momento, la única ética moderna plausible, capaz de ser compartida por toda la raza humana.

Eleanor Roosvelt con la versión española de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

 

La “Declaración” es un monumento intelectual sin parangón que, desgraciadamente, no resulta tan “universal” y que se transgrede a diario, no solo en países totalitarios sino en las consideradas democracias plenas.

La falta de respeto efectivo de los principios evocados por la Declaración provoca graves distorsiones sociales, desigualdades, arbitrariedades, sufrimiento indecible, estancamiento del progreso, injusticia y, en suma, inmoralidad de las personas, de los gobiernos y de las corporaciones.

La “Declaración” es un texto de treinta artículos redactado de forma muy clara y concisa pero, no obstante, como todo texto legal, refractaria a la comprensión llana incluso para entornos de alto nivel cultural y, en mucha mayor medida, para poblaciones desfavorecidas, que son la mayor parte de la humanidad.

Nuestra misión es hacer asequibles los principios éticos contenidos en la “Declaración” a toda la población a escala global, con independencia de su nivel de conocimientos, bagaje cultural, idioma, edad o localización. Para ello, hemos elegido el lenguaje de los dibujos animados, el lenguaje universal por excelencia que, además, mediante un diseño adecuado, pueden compartir menores y adultos.

El HRCT, en sus distintas versiones, es un instrumento interactivo que exige la atención del sujeto, y que garantiza su aprehensión cognitiva, y cuya ejecución con éxito puede serle mas complicada a un adulto cargado de prejuicios que a un niño.

El Human Rights Comprehension TestHRCT va dirigido a toda la población sin excepciones y, por hablar con toda claridad, en contra de lo que se pudiera pensarse, no son las regiones más desfavorecidas o alejadas de la cultura “occidental” quienes más lo necesitan.

Pueblos humildes con apenas recursos educativos cuentan en muchos casos con principios éticos, heredados de su tradición, más sólidos y ”humanos” que muchas sociedades tan hiper-educadas como hipócritas. Hemos visto numerosas veces como dirigentes de países del llamado tercer mundo se han formado en selectas universidades del los países más desarrollados, lo que no les impide levar a cabo atrocidades cuando regresan a sus pueblos.

Por otra parte, es precisamente desde el poder y desde la concentración de los recursos, desde dónde se debe asumir la responsabilidad de hacer de este mundo un lugar ético, en vez de un lugar de depredación. 

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